Sin duda el ambiente es, al mismo tiempo, tan
puramente social como económico, mala combinación química ésta para quienes, de
lunes a lunes, pasan su vida al sol…
que, desde la película de Fernando León, significa lo que significa.
Sociales no, los más sociales, son, según Montoro, unos
Presupuestos Generales del Estado tan restrictivos que han sido tildados por
todos como de economía de rescate.
Podría dar la impresión de que los buenos resultados en Galicia y en el País
Vasco favorecen la patente de corso, o al menos el cinismo refinado sin
contemplación alguna.
Un analista político aseguraba hace un par de días,
aplastado por la razón, que estos Presupuestos Generales no son los adecuados
para los tiempos que corren, en los que se necesita un revulsivo basado en la
inversión y no en el recorte. La reflexión es automática: ¿no será que, además,
no tenemos los políticos adecuados? Al paso que vamos, los que levantan la mano
desde las bancas rojas van a verse desbancados por la voz de la calle, por
mucho que se la quiera acallar.
Economía política de miseria es lo que se está
propiciando desde la Unión al dictado de Alemania, un país cuyo lander –estados
que componen la República Federal- menos endeudado triplica lo que debe
Cataluña, la autonomía con más números rojos del Reino de España… y a pesar de
ello, deciden sobre el futuro del resto de Europa. El dinero/poder es lo que
tiene, siempre otorga la fuerza y, por ende, la razón.
Socialmente inaceptables son los demoledores datos vomitados
en plena cara de una sociedad apática: un millón de jóvenes (de 16 a 29 años) se encuentran en
paro y sin título de la ESO. Un apunte: en 2007 eran 400.000. La crisis arrasa,
y no solamente con las hipotecas.
Esto ya no es lo que era; si no fuera por la
insistencia de los medios, el debate que decide quién va a ser el Presidente
del mundo apenas habría despertado expectación alguna. Claro que comparado con
el hecho de que Grecia ya permita vender productos caducados en los
supermercados, lo del inquilino de la Casa Blanca es una memez. Tiempos añorados
aquellos (hace sólo 4 años) en que Obama despertaba una corriente de simpatía
nunca vista en el mundo. Qué energía social más desperdiciada.
El CIS es contundente: 9 de cada 10 españoles afirman
que los impuestos no los pagan quienes más tienen. Algún día alguien nos tendrá
que explicar lo de las SICAV, esos híbridos mitad fondos de inversión, mitad
sociedades anónimas, que tributan al 1% en lugar del 30% como toda sociedad. El
pretexto es que, de no existir las SICAV, el dinero se iría a Luxemburgo. ¿No
sería entonces más fácil suprimir, de una vez por todas, los paraísos fiscales?
¿Por qué no se hace? Los caminos del Poder y del Dinero son decididamente
imposibles de rastrear, vaya usted a saber por qué.
El PSOE cae en barrena, y, visto lo visto, aún le
queda pozo por recorrer. El caso es que si la socialdemocracia juega a ser
neoliberal, los ciudadanos -que tan tontos no son- prefieren lo genuino y
deciden votar al PP. Es evidente que para mantener la identidad, primero hay que
tenerla, pero me da la impresión de que ese barco también hace aguas en la
calle Ferraz…
Para terminar, los 52.500 millones de euros inyectados por el Gobierno a la
banca española que, usted y yo vamos a tener que pagar porque la señora Merkel
(no nos engañemos, una chica de los recados más) ha decidido que eso lo tenemos
que abonar los ciudadanos cuantificándolo como déficit del estado. Es como si
las obras del vecino del 5º las pagase todo el rellano para que no lo tuviera
que pagar la Comunidad, pero ¿y el vecino, cuándo paga?
Y después de todo esto, serán capaces de quejarse de que el Vitriolo es corrosivo ¿Es para menos?
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